Hasta la persona más segura del mundo puede atravesar un momento de crisis personal, profesional o conyugal donde los interrogantes se agolpan en su cabeza.
Una etapa en la que se cuestiona cosas que jamás hubiese imaginado.
Las dudas no siempre son exteriorizadas. El miedo a determinadas respuestas y a los cambios que pueden implicar, puede hacer que convivas en silencio con la indecisión durante meses e incluso años.
La primera vez que asomó la duda tal vez no le diste demasiada importancia. Cuando se lo contaste a algún amigo o familiar fue cobrando fuerza y entrando a tu parte más consciente.
Ahora que estás leyendo este artículo y te planteas consultar con un profesional, probablemente la ansiedad ha empezado a acompañarte para recordarte que tienes una decisión pendiente, y que ya no puedes seguir esquivándola.
Laura nunca pensó que esto podía ocurrirles a ellos. Llevaba 10 años casada y 5 de noviazgo, y nunca habían tenido grandes discusiones o crisis.
Es más, solía sentirte muy afortunada por su relación, y no se sentía identificada con sus amigas cuando le contaban que con el tiempo las cosas se enfriaban.
Todo empezó a cambiar cuando los dos sufrieron cambios en sus respectivos puestos de trabajo.
Andrés, su marido, llegó a un efecto techo en su trayectoria profesional. Se notaba estancado, desmotivado y apenas tenía fuerzas para plantearse otra opción, había perdido la confianza en sí mismo.
A ella, la actitud derrotista de su pareja le resultaba cada vez menos atractiva y le provocaba un gran rechazo verle vegetar en el sillón los fines de semana victimizando por el vacío que le estaban haciendo en la oficina.
Dos meses después a Laura le ofrecieron un ascenso que implicaba viajar, más responsabilidad y más horas de trabajo.
En otra época, quizá no lo hubiera aceptado, pero ahora la idea de pasar más tiempo en casa viendo la decadencia de su marido, le hacía querer buscar estímulos extra.
La evolución e involución profesional de cada uno acabó distanciándolos física y emocionalmente.
Apenas hablaban cuando se cruzaban por casa, dejaron de compartir objetivos y tiempo libre.
A él le costaba abrirse y pedir ayuda. Ella no reconocía en él a la persona de la que se enamoró.
Empezaron juntos una terapia de pareja con una de mis compañeras, pero a las tres sesiones, la terapeuta notó en Laura que no estaba lo suficientemente motivada y le propuso que primero aclarase sus sentimientos en una terapia individual.
Cuando comencé a evaluar a Laura, observé que daba vueltas, de forma obsesiva, a su relación de pareja, repasando todas y cada una de las cosas que él había dejado de hacer por ella, lo que habían perdido, lo que ya no estaba, etc.
Su foco mental estaba continuamente puesto en el déficit, en lo que le faltaba y no sentía, sin poder salir del bucle.
Sabía que tenía que tomar una decisión: separase o luchar por remar juntos, pero le faltaba la fuerza y las razones para seguir haciéndolo.
Se sentía bloqueada y no sabía cómo averiguar si aún sentía algo por su marido, que fuera lo suficientemente fuerte como para trabajar por ello.
No sabía la respuesta, pero tampoco conocía las preguntas qué hacerse para explorar su interior.
Algunas de las cuestiones que utilizamos para desbloquearla y comenzar el auto-conocimiento fueron:
#¿Mantengo hoy algunos de los valores que tenía hace una década cuando comencé mi relación? ¿Existen ahora elementos en mi vida a los que antes no les concedía atención o importancia?
# ¿Soy capaz de reconocer en mi pareja hoy algunos aspectos que me resultaron admirables en los inicios?
# ¿Creo que los cambios que ha dado mi pareja son atribuibles en su mayoría a un proceso interno o a circunstancias externas? ¿Pienso que pueden ser temporales y circunstanciales?
#¿Puedo ver en mi conducta factores que hayan podido influir en nuestro distanciamiento?
#¿Podría recordar 3 momentos emotivos que haya compartido con mi pareja en los últimos años? ¿Cómo me siento después de recordarlos? ¿Qué emoción me despiertan?
#¿Cuáles son mis creencias acerca del amor y del desamor? ¿Por qué creo que el desenamoramiento sucede? ¿Lo considero algo reversible?
#¿Estoy dispuesta a intentar trabajar por la recuperación de mi relación de pareja?
#¿Me he sentido atraída física o emocionalmente de forma significativa por otras personas?
#¿Cómo me siento cuando me imagino viviendo sola sin pareja?
#¿Se me ocurren cosas que podríamos hacer los dos para reconstruir nuestro vínculo?
#¿Siento que he hecho todo lo que he podido para recuperar lo que teníamos?
#¿Tengo dolor, rencor o resentimiento acumulados?
#¿Creo que he hablado honesta y directamente con mi pareja acerca de cómo ha ido deteriorándose nuestra relación?
#¿Qué siento al pensar que lo que siente mi pareja por mí también ha podido diluirse?
#¿Qué cosas haría de forma distinta, si pudiera volver a atrás?
#¿Soy capaz de entender lo que nos ha ocurrido sin culpabilizar?
#¿Siento que me queda algo por compartir o vivir con mi pareja?
Laura no respondió a estas preguntas en unas horas o días, las fue incorporando poco a poco, como parte de un proceso de cuestionamiento y auto-exploración que necesitaba y que, por miedo al cambio, había ido evitando y postergando.
Si estás en un momento de dudas sobre lo que sientes por tu pareja, utilízalo como una oportunidad para obtener información de ti y de tu relación.
Sé que puede ser tentador simplificar la reflexión en términos dicotómicos: o lo sientes o no lo sientes, pero quizá merezca la pena indagar un poco más antes de decidirte.
Si hace tiempo que no sabes qué sientes por tu pareja, puedo ayudarte a des-cubrirte, escríbeme y consulta.
Observa este experimento social sobre expectativas de pareja. ¿Te remueve algo?:
¿Tienes dudas sobre tu relación?
¿No sabes si sigues queriendo a tu pareja?
Hola. Mi caso es que sufro ansiedad cuando pienso que no quiero a mi pareja, que vaya que no esté bien con el, pero no quiero dejarle me aterrorizan esos pensamientos y me da miedo pensarlos. No me a hecho nada, ni tampoco a pasado nada en la relación simplemente he sido yo he entrado en un bucle que no me deja ver mis sentimientos y solo me deja pensar en esos pensamientos y hacerme sentir mal.