En qué puede ayudarte la sexología
El sexo es un contenido recurrente en publicidad, guiones de película, tertulias entre amigos o debates de televisión. En general, ya no se muestra tanto reparo a la hora de hablar de sexo de forma impersonal, es decir, sin hacer alusiones personales.
Lo que seguimos encontrando es una gran dificultad para reconocer un problema sexual, y mucha más para buscar ayuda profesional para ponerle solución. La vergüenza, el desconocimiento, los prejuicios pueden hacer que algunas personas puedan vivir su sexualidad con grandes limitaciones y molestias que, desde luego, podrían resolverse con asesoramiento sexológico.
¿Y si aquello que disminuye la calidad de tus relaciones íntimas tuviera solución? ¿Y si pudieras preguntar todas aquellas dudas sobre tu sexualidad que no te dejan disfrutar plenamente? ¿Y si en lugar de castigarte o culpar a tu pareja de vuestros problemas en la cama los afrontáis de forma activa pidiendo ayuda?
Si bien es cierto que cada persona y cada pareja otorga un valor distinto al sexo, no lo es menos el hecho de que la sexualidad es algo natural, que aporta múltiples beneficios a la salud y que es un elemento diferenciador del vínculo de pareja frente a otros. ¿Por qué entonces no habría que dedicarle al menos un poco de atención como a otras parcelas de nuestra salud?
Ocupe el lugar que ocupe el sexo en tu vida, perfectamente respetable, merece la pena que consultes a un sexólogo, si te falta información en materia de sexualidad, si necesitas resolver un problema que te genera malestar de forma persistente y contamina tu relación de pareja, o si te gustaría adquirir herramientas para mejorar la calidad de tus encuentros íntimos.
¿Necesito ir al sexólogo?
Algunos de los principales motivos de consulta que pueden encontrar respuesta en la consulta de un sexólogo son:
1. Falta de información en sexualidad.
Es sorprendente la cantidad de relaciones de pareja que mejorarían tan sólo con la información sexual adecuada. ¿Quién de verdad ha podido recibir una buena educación sexual? Detrás de algunos problemas sexuales, que incluso se arrastran durante años, no hay ninguna enfermedad orgánica, sino que hay un trasfondo de prejuicios, mitos erróneos acerca del sexo, falsas creencias sobre la penetración y la excitación, inhibición sexual acentuada por estereotipos sociales e ignorancia en materia sexual.
Acude al sexólogo, si quieres saber más acerca de:
- Métodos anticonceptivos eficaces e ineficaces
- Enfermedades de transmisión sexual (ETS) y las prácticas sexuales de riesgo asociadas
- Tu orientación sexual, identidad sexual y desarrollo sexual.
- Educación sexual sobre tu anatomía, tus orgasmos o tus fantasías sexuales.
- Adaptación del sexo a etapas especiales de la vida: embarazo, posparto, menopausia, convalecencias, etc.
- Creencias o ideas sobre lo que es un orgasmo, una relación sexual plena, la autoestimulación, etc.
2. Deseo de mejorar las relaciones sexuales actuales.
En la consulta sexológica puedes encontrar un espacio para poder hablar abiertamente con tu pareja de aquellos aspectos de vuestra intimidad que os gustaría mejorar.
La figura del sexólogo os ayuda a traducir opiniones, realizar críticas constructivas o peticiones concretas al otro, además de ofreceros alternativas que enriquezcan vuestra sexualidad, como por ejemplo:
- Ejercitarse en el despertar de la sensualidad versus la genitalidad: descubrimiento de zonas erógenas, introducción de los sentidos en la sexualidad, juegos sensuales pre y poscoitales, etc.
- Incentivos, fantasías sexuales para afrontar proactivamente el aburrimiento, apatía y rutina sexual.
- Ayuda en la sincronización del deseo sexual: cuando uno tiene más deseo que el otro.
- Complementar el coito con otras conductas sexuales (el sexo es mucho más que la penetración).
2. Problemas psicosexuales:
Este es el motivo más común por el que acuden las parejas a una terapia sexual. Una vez han descartado que la causa de sus problemas sea orgánica /física, previa visita al ginecólogo o urólogo, toman conciencia de que todo apunta a su mente como la creadora de su dificultad sexual.
Si te identificas con esto último, tal vez llevas sufriendo en silencio durante meses o años, creyendo que no puedes hacer nada para cambiar lo que te ocurre en tu intimidad. Pues afortunadamente estás equivocad@, si tienes algunas de las dificultades sexuales que vamos enumerar a continuación, es importante que sepas que no tienes por qué seguir viviendo con ellas, sin poder disfrutar plenamente de tu sexualidad.
Acude al sexólogo, si crees que puedes estar padeciendo alguno de estos problemas:
Disfunción eréctil: es la dificultad para conseguir o mantener la erección, detrás de la cual podemos encontrar como posible causa la ansiedad, el miedo a no dar la talla, temores irracionales a no ser atractivo, etc. En su tratamiento es conveniente que participen los dos miembros de la pareja de forma conjunta.
Deseo sexual hipoactivo: es la disminución o inexistencia del deseo o ganas de mantener relaciones sexuales, que puede ser debida a estrés, falta de comunicación de las preferencias o gustos sexuales en la pareja, rutina y apatía en la relación, una mala gestión del estrés, tabúes o prejuicios acerca del sexo, etc.
Eyaculación precoz es la expulsión súbita de semen antes del momento deseado, sin capacidad para controlar el reflejo eyaculatorio, pudiendo darse incluso antes de iniciar la penetración. Es una de las disfunciones sexuales más frecuentes y frustrantes de las que hace queja el hombre.
Anorgasmia: es la dificultad o incapacidad para llegar al orgasmo. Aunque la anorgasmia es un trastorno que puede afectar a los dos sexos, es más frecuente que sean las mujeres las que consultan por ello. Entre las causas podemos hallar factores emocionales, una estimulación inadecuada, una baja autoestima o un autoconcepto físico negativo.
Dispareunia o aparición de algún tipo de dolor genital (quemazón, escozor, picor, molestia) asociado a la práctica sexual con penetración. Un problema emocional (ansiedad, experiencias previas traumáticas, carencia de juegos precoitales, déficit en educación sexual, etc.) puede interferir en el placer de la relación y dificultar el coito.
Vaginismo: es un espasmo involuntario de los músculos que rodean la entrada vaginal, que tiene lugar cuando se intenta introducir un objeto en el orificio vaginal, a pesar de que anatómicamente los genitales femeninos son perfectamente normales. La vagina se cierra de golpe hasta el punto de que es imposible el acto sexual o introducir cualquier otra cosa. Además, se puede acompañar de fobia a la penetración, esto hace que los intentos de coito sean desagradables y dolorosos.
Si te has sentido identificado, en algún grado, con algunas de las razones expuestas para acudir a un sexólogo, concédete la oportunidad de preguntar.
Consulta, no tienes por qué convivir con un problema que tiene tratamiento.
Finalizamos con un vídeo de Actitudfem sobre 5 tips para acudir al sexólogo:
¿Has consultado alguna vez con un sexólogo?
¿En qué crees que podría ayudarte un sexólogo?
Deje su comentario