Pudiera parecer, en principio, que cuando algo te gusta mucho, a mayor cantidad de ello, mayor placer. Sin embargo, hoy quiero proponerte que te cuestiones si en el sexo quieres aplicar esta máxima, o por el contrario, vas a poner matices.
En tu intimidad, como en el área culinaria, la mera cantidad no aporta tanto como la auténtica calidad. En otros aspectos, también puede ocurrir algo similar. ¿Unas gotas de perfume o un litro de agua de colonia?
Claro que podrás pensar “pues depende de para qué, para cuándo y en qué momento”. En las relaciones sexuales puede suceder algo parecido. No estoy diciendo que tengas que elegir entre sexo frecuente y malo, o poco sexo y bueno, obviamente si puedes tener la cantidad y calidad que prefieres, mejor que mejor, pues ambas no son excluyentes.
Más bien la propuesta iría encaminada a dejar de sobrevalorar la cantidad de relaciones sexuales por encima de la calidad, intensidad o modalidad de las mismas. El simple hecho de tener mucho sexo no es suficiente para alcanzar una alta satisfacción sexual.
En términos generales, se aprecia positivamente el tener una vida sexual activa, como un indicador de satisfacción en la pareja. No obstante, cuándo indagamos, descubrimos que lo que más se valora es el tipo de experiencia sexual: las emociones experimentadas,
- La comunicación o complicidad que se haya dado en la misma,
- la generosidad de la pareja en procurar placer y atención,
- el clima de romanticismo y erotismo que se haya creado, etc.
- los juegos sensuales y precoitales.
- la sincronía y reciprocidad en el placer
Y un sinfín de variables más, que añaden un poco más de exigencia al encuentro, además de la frecuencia con la que se lleve a cabo.
Esto es lo que se halló en un estudio publicado en el Journal of Economic Behavior & Organization en el que un equipo de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon de Pensilvania indagaba en la relación entre el sexo y la felicidad.
Reunieron a 64 parejas, de entre 35 y 65 años, a las que se les pidió que tuvieran un número determinado de encuentros sexuales a cumplir. Una mitad debía continuar con su ritmo habitual, mientras que la otra tenía que incrementar la frecuencia al doble (algunos de este segundo grupo debieron de pensar: “¡todo sea por el experimento y la ciencia!”)
Tres meses después del estudio, se les pasó un cuestionario, donde evidenciaron que el grupo que había tenido más relaciones sexuales no era el que tenía una percepción subjetiva de felicidad mayor
Encontraron que existía una relación significativa entre ser activo sexualmente y ser feliz, aunque la felicidad no dependía en exclusividad de la cantidad de relaciones sexuales que se tenían.
La explicación podría residir en cómo el aumento de la frecuencia en encuentros sexuales había generado una mayor habituación a los estímulos sexuales, disminuyendo por tanto el deseo sexual, y consecuentemente la satisfacción en la intimidad.
Es lo que se conoce como el fenómeno de la habituación, el proceso por el que, ante un estímulo repetido, la respuesta es cada vez menos intensa. Esto sucede por ejemplo, cuando trabajas todos los días en un ambiente ruidoso, y terminas habituándote a ello, sin que te provoque la misma reacción de molestia que a una persona que acaba de entrar en esa estancia.
También puedes haberlo experimentado cuando durante un tiempo has comido con bastante frecuencia tu comida favorita, y al final ya no te parece tan sabroso de pura habituación o repetición.
¿Pensabas que esto no podía producirse con el sexo? Pues exactamente igual, si repites de forma mecánica y rutinaria tus encuentros sexuales, por mucho que aumentes la frecuencia de los mismos, no solo no aumentarás tu placer, sino que puedes provocar el efecto contrario al deseado, convirtiéndolo en algo tedioso y repetitivo.
Así que parece ser que eso de “cuanto más sexo, mejor” tiene sus matices y sus límites.
Otro estudio reciente publicado en Social Psychological and Personality Science también ha descubierto, siguiendo esta línea, que más allá de tener sexo una vez por semana, la felicidad personal y de pareja no aumenta, sino que se estabiliza.
Amy Muise, directora de esta investigación de la Universidad de Toronto Mississauga (Canadá), apela a las parejas para que no sientan presión por alcanzar una cifra exacta de encuentros sexuales, pues no es lo primordial para conseguir un estado mayor de plenitud o felicidad.
Si lo piensas bien, esto tiene sentido, ya que obsesionarte por llegar a un número de relaciones sexuales concretas, puede generarte más estrés, más discusiones con tu pareja si hay desincronía o gustos diferentes; y por lo tanto, ir en detrimento de tu bienestar emocional, e incluso llegar a la ruptura
Todo esto, te invita a desmitificar algunas ideas acerca de la cantidad de sexo y su importancia. Quizá ahora puedas cuestionar algunas frases populares como:
“El sexo es como el dinero, nunca es demasiado”
¿Seguro? ¿Nunca? ¿A costa de qué? ¿Sea como sea? ¿Más cantidad siempre es más calidad? Ahora la ciencia trae ese pequeño matiz, que puede quitarte cierta presión y liberarte de hacer cruces en tu calendario, contando cuántas relaciones sexuales tienes o deberías de tener.
En el sexo, ¿calidad o cantidad?
Déjame tu opinión en los comentarios. Me importa.
Mejor poco sexo y bueno si hay que elegir antes de quedarme con mucho sexo y malo… Aunque si podemos trabajar para lograr que sea mucho y bueno, mejor que mejor!
Ahora estoy en una edad en la que me es posible comparar el sexo con los buenos perfumes ya que las escencias de mayor calidad, vienen en pequeños envases y son más costosas… de ahí la frase: de lo bueno poco. Desde mi punto de vista, es preferible tener poco sexo y con extremada calidad que mucho sexo y sin calidad; adicionalmente está comprobado científicamente que un hombre se desgasta más que una mujer, al tener orgasmos; así que hay que cuidar a nuestro hombre para que se esmere, de lo mejor de si y no se desgaste…
Hola Tiera,
Gracias por tu aporte y tu comentario. Sin duda la calidad no siempre es sinónimo de cantidad, pero la experiencia sí nos ayuda a poder ganar en comunicación y libertad sexual. Un saludo