¿Es positivo ser siempre positivo?
El mismo título de este artículo ya parece de por sí paradójico, pues se da por supuesto que ser positivo es un habilidad que reporta innumerables beneficios al ser humano, y no cabe atribuirla ningún inconveniente. En las terapias psicológicas, e incluso en las unidades de oncología, está bastante extendida la idea de positividad como herramienta terapéutica que ayuda al paciente a generar un estado de bienestar y salud, al tiempo que refuerza su sistema inmunológico.
Son múltiples las indicaciones de la positividad en el ámbito de la salud mental: ansiedad, depresión, duelo, dolor crónico, adicciones, etc.
Todo esto, hace más extraño hablar de poner límites a la positividad. Sin embargo, esto es lo que señala el profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, Gonzalo Hervás, aseverando que «no hay atajos para ser feliz» e “intentar alcanzar muy rápido ese estado de dicha y satisfacción, puede tener posteriormente alguna contraindicación”
Según este autor, algunos casos en los que estaría desaconsejada serían:
- Estados maniacos, eufóricos o que puntúan alto en impulsividad, ya que parten de un exceso de emociones positivas que es disfuncional, por lo que habría que atenuar su positividad.
- Cuando hay mucha discrepancia entre el nivel de emociones positivas (muy alto) y el nivel de emociones negativas (muy bajo). Esta combinación es contraproducente, porque tiende a anular la creatividad y hace que la persona asuma demasiados riesgos.
- Algunas emociones positivas (la autoestima, el orgullo, el optimismo o el enamoramiento) pueden resultar perjudiciales si no se basan en una valoración objetiva de la realidad. La persona intenta preservarlas a toda costa, después de una época en la que lo ha pasado muy mal, y acaba sufriendo intensamente con posterioridad, como en el cuento de la lechera. Para evitarlo, se hace necesario desmontar poco a poco ese exceso de positividad y administrar pequeñas dosis de información negativa, pero objetiva (recuerdos tristes, anticipación de consecuencias desagradables, etc.), ajustando así su autopercepción a la realidad.
¿Te pasas de positivo?
De todo esto se deduce que inducir emociones positivas no es la panacea para todos los problemas, y que puede llegar a estar contraindicado en determinados casos, especialmente si no se complementa con la aceptación racional de algunas emociones negativas que, en su justa medida y libre expresión, son necesarias para consolidar nuestros recursos de afrontamiento ante los obstáculos inherentes al mismo proceso de existir.
En esta línea, Hervás recomienda no sobrevalorar la felicidad y fijarse metas intermedias accesibles en el día a día, argumentando que «La felicidad se encuentra cuando se buscan otras cosas de mayor calado, y no se puede ser feliz buscando ese objetivo de una forma demasiado inmediata».
Finalizamos con una entrevista con este autor y ponente de I Jornadas de Psicología Positiva, organizadas por el Colegio de Psicólogos de Murcia y la Sociedad Española de Psicología Positiva, hablando de estas limitaciones de la positividad:
¿Eres positivo siempre y en cualquier circunstancia?
¿Te has pasado alguna vez de positivo?
Fuente: europapress.es
Photo Credit: bluekdesign
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