Celos infantiles: la llegada del segundo hijo
“Mamá tiene un bebé en la tripa y tú vas a tener un hermanito con el que jugar muy pronto, ¿estás contento?”. Es el anuncio, más o menos detallado, con el que hacemos partícipe al pequeño de la casa de que en un tiempo tendrá un nuevo compañero de juegos, intentando compartir con él esa alegría desde el embarazo. Pero lo cierto es, que la llegada del segundo hijo no siempre es tan idílica como nos la habíamos imaginado, y no son pocos los niños que manifiestan celos del “intruso”.
Estos celos pueden no hacer acto de presencia al principio, o bien aumentar de intensidad pasados los primeros meses, cuando ya creíamos que lo había asimilado estupendamente. Por eso, es conveniente estar atentos a los cambios de comportamiento que tu hijo mayor experimente según vaya aceptando que ha de compartir el reino y la atención de los papás. Las señales más evidentes de celos pertenecen a estos dos grupos:
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Regresiones, es decir, volver a conductas que se consideran de una etapa evolutiva anterior, como por ejemplo: volver a mojar la cama cuando ya había adquirido el control de esfínteres, demandar más ayuda al vestirse, retomar ese biberón o chupete que ya había abandonado, incluso manifestar explícitamente a través del juego su deseo de ser un bebé (“mira, lloro como un bebé, cógeme en brazos, ponme el pañal”)
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Cambios bruscos en la alimentación (inapetencia, sobreingesta, vómitos), en el sueño (despertares frecuentes, pesadillas, dificultad para conciliar el sueño) y en las relaciones (aumento de rabietas, desafíos y protestas a profesores y padres, etc.)
Muchas de estas conductas están dentro de lo normal y esperable, por lo que irán desvaneciéndose con el transcurso del tiempo. Sin embargo, hay un porcentaje de niños que precisarán del asesoramiento de un psicólogo infantil que les facilite la aceptación de este nuevo fichaje que han hecho sus padres sin consultarles.
En este sentido, siempre podemos ayudarle a asimilar mucho mejor la llegada del hermanito:
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Animándole a participar, según su capacidad, en las tareas de cuidado del bebé (preparar baño, biberón, llevar el carrito), agradeciéndole con énfasis su ayuda.
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Recalcando las ventajas que conlleva tener su edad, subrayando todas las cosas que puede hacer ahora que es mayor: “qué bien, ya puedes vestirte solo y decidir qué pantalón te pones”, “qué bien, ya puedes comer con tenedor y elegir entre un montón de alimentos”, etc.
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Adaptando las actividades y juegos de forma que los dos hermanos compartan un tiempo juntos: “pásale la pelota, vamos a cantar y bailar, ¿jugamos juntos al cucu-tras con tu hermano?”.
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Evitando, en la medida de lo posible, que familiares y amigos hagan comparaciones entre los hermanos delante de él (“tú eras más travieso que el pequeñín”), y haciendo hincapié en que “todos somos diferentes, ni mejores ni peores”
En este vídeo de la revista hacerfamilia.com se nos explica cómo los celos, reacción emocional del hijo mayor ante el nacimiento de un nuevo hermano pueden hacerle creer que no se le quiere como antes o que se le abandona:
¿Tu primer hijo ha sufrido celos de su hermano?
¿Cómo has resuelto los celos infantiles?
Photo Credit: Mikel Seijas Alonso
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