Experimento sociológico: cómo nos influye el físico para relacionarnos
Lo primero que observas cuando te presentan a alguien es su aspecto físico (su complexión, su forma de vestir, su atractivo, sus gestos, etc.).Parece inevitable no fijarte en los que te entra por los ojos sin hacer apenas esfuerzo. Esta información se adentra casi automáticamente en tu cerebro para ser procesada.
No obstante, una señal de nuestra singularidad como seres únicos e irrepetibles es que no todos asignamos el mismo valor a estos rasgos físicos en nuestras interacciones sociales con los demás, ya que nuestra capacidad de atención, memoria, creencias, estereotipos, etc. nos influye en distinto grado. Es decir, que la apariencia física de otra persona será interpretada, valorada y juzgada en función de tus prejuicios y vivencias anteriores.
Esto es lo que pudo comprobarse en una campaña publicitaria que acabó transformándose en un pequeño experimento psico-sociológico.
La cerveza Carlsberg, en un intento por realizar una promoción novedosa, llenó una sala de cine con moteros, de aspecto físico rudo y poco amigable, dejando tan sólo dos butacas vacías en el centro de la sala.
Las parejas se topaban con este gremio de fachada intimidante, y en ese momento tenían que decidir si irse o quedarse. Algunas parejas tardaban pocos segundos en marcharse, otras dudaban, y un grupo minoritario elegía, aunque desconcertado, acomodarse en sus butacas.
Este experimento demuestra cómo la gente en sus relaciones personales se deja condicionar por los rasgos físicos, determinando así sus elecciones y actuaciones. En algunas ocasiones, eres consciente de esto plenamente, dejando que te influya a la hora de entablar amistad, ligar o seleccionar candidatos para un puesto de trabajo, etc.
En otros casos, este prejuicio acerca del aspecto físico es más inconsciente: como por ejemplo, cuando te cruzas de acera al coincidir con alguien que te “parece” amenazante por su fisonomía o vestimenta; o cuando empiezas a hablar en una sala de espera con alguien que se te antoja agradable o atractivo por su presencia o semblante.
En definitiva, existe una discriminación positiva y negativa en base a la apariencia física. La generas a través de los esquemas que vas elaborando a lo largo de tu vida. Así, tiendes de entrada a aceptar y juzgar positivamente a alguien exclusivamente porque encaja con el físico que has catalogado en tu memoria como “atractivo”; y al contrario, tiendes inicialmente a alejarte o rechazar a aquellos con un físico etiquetado como “desagradable o peligroso”.
¿Qué hubieras hecho tú al entrar a esta sala de cine?
¿Crees que das un gran peso al físico en tus relaciones sociales?
Photo Credit: Contramanillar
Bueno, yo creo que en este sentido soy bastante tolerante, porque yo fue de aquellas con cresta y pintas en los años 80 y sufrí en algunas ocasiones el rechazo social, antes más acentuado y sobre todo en el barrio donde vivía en el que predominaba la «gente bien» que se llamaba. Recuerdo un episodio en el autobús que me levante para dejar mi sitio a una anciana y cuando me miró y me vio la cresta, rechazó mi ofrecimiento e incluso me ofendió verbalmente, yo era una cría de 17 años pero fíjate que se me ha quedado grabado. Por otro lado, sí me doy cuenta que aún respetando a todo el mundo tenga la apariencia que tenga, a la hora de elegir pareja, sí que me fijaría en su indumentaria, pero más que nada porque pienso en que forma parte de tu manera de ser o ver la vida y siempre buscas una persona más afín a ti, no por otra cosa.
Con permiso de Patricia, aprovecho este post para invitaros a visitar un Blog que he creado con un amigo, sobre lo que puedes llegar a encontrarte cuando buscas pareja por Internet y también hay historias y chorradas varias. La intención es intentar tomarnos con humor este tipo de difícil búsqueda y hacer por lo menos sonreír a quien lo lea. Aquí tenéis el enlace: http://yrietesipuedes.blogspot.com.es/
Gracias y saludos.
Síiiiiiiiiiii, totalmente recomendable el blog, gracias Elena. En él puede verse cómo la apariencia física no es el único criterio que utilizamos para juzgar o valorar a alguien, sino que cuando conocemos a alguien por primera vez realmente no partimos de cero, ya vamos con nuestros propios esquemas de vivencias anteriores y las gafas con las que observamos no están del todo limpias, lo cual puede colocarnos es situaciones un tanto incómodas a la vez que cómicas. El que no se ríe es porque no quiere, cada tropiezo es una oportunidad para sonreírse y reírse, incluso de uno mismo. ¡Bienvenido el humor!
Gracias Patricia :)).
muchas gracias por este blog me gustaria mas blog como estos