5 elogios ineficaces para los niños

No, no me he equivocado con el título. Un elogio no siempre es positivo.  Puede parecerte extraño, quizá pienses que alabar siempre tiene resultados favorables en la conducta de tu hijo, pero lo cierto es que puede llegar a ser improductivo, e incluso perjudicial.

¿Cómo va a ser malo decirle a mi hijo con frecuencia que es el más inteligente del mundo? Esta claro que se lo dices con la mejor de las intenciones, que te sientes orgulloso, y que además lo piensas; pero…

Elogiar en exceso y de una forma inespecífica puede ser contraproducente a medio plazo.

Está muy extendida la idea de reforzar positivamente la conducta del niño cuando hace lo que esperamos de él, es decir, valorar verbalmente, o con algún premio, su comportamiento adecuado.

Esta forma de premiar (verbal o materialmente) en sí es beneficiosa, pues el niño toma conciencia de que sus acciones tienen consecuencias positivas, y esto aumenta la probabilidad de que se repitan. Esto es lo que en Psicología se llama refuerzo positivo.

Ahora bien, si para reforzar utilizas el elogio verbal, has de tener en cuenta qué, cómo y cuánto dices, ya que una alabanza puede llegar a presionar, inhibir o confundir al niño. No se trata de que dejes de felicitarle, sino de que consideres una serie de variables para que el elogio sea constructivo y sano.

Veamos algunos factores a tener en cuenta a la hora de elogiar a los más pequeños:

#1. Elogia el esfuerzo, no la capacidad.

Si elogias a tu hijo por una capacidad sobre la que no tiene control (inteligencia), puede sentir que lo que admiras es algo en lo que él no ha participado, y puesto que le viene dado, no tiene que hacer nada más.

Según un estudio publicado en la edición de julio de 1998 del «Journal of Personal and Social Psychology”, decir reiteradamente a tu hijo que es muy inteligente, puede hacerle permanecer en su zona de confort (miedo al fracaso), sin buscar retos, corriendo el menor riesgo posible en sus aprendizajes para no decepcionarte, ni acabar con las expectativas que has generado sobre él.

Por otro lado, puede aprender a no esforzarse, dado que tenderá a creer que puede vivir de sus altas capacidades.

Elogia el esfuerzo sobre la habilidad, la actitud sobre la aptitud, le hará ser mucho más activo en sus aprendizajes.

#2. Elogia el proceso, y no tanto el resultado.

Relacionado con el punto anterior, si valoras la información que ha adquirido, los aprendizajes y destrezas que ha desarrollado, en lugar de hacer únicamente foco en la nota que ha sacado en un examen; será más probable que encuentre razones para estudiar que vayan más allá de obtener un resultado concreto académico.

Elogiar el proceso, le educa en la ganancia que obtiene con aprender cosas, despertando su curiosidad por practicar, entrenar, estudiar, aunque no haya una nota final o un marcador con una puntuación.

#3. Elogia el comportamiento y no tanto la forma de ser.

“¡Estupenda jugada, muy bien, se te ha visto muy concentrado!” es un elogio que va dirigido a la conducta. Cuando el niño lo recibe, entiende que algo que ha hecho, y que podría volver a hacer, ha sido valorado.

Mientras que si le dices “eres el mejor jugador de la liga”, tu hijo no sabrá muy bien qué es lo que admiras exactamente, le parecerá demasiado general y poco creíble.

Las acciones resultan más controlables que la forma de ser.

Si le refuerzas sus conductas, se sentirá mucho más responsable de sus actos.

#4. Elogia lo concreto, y no lo abstracto.

El niño que tiene baja autoestima, es muy escépticos con respecto a los elogios. Sufre de un tipo de distorsión cognitiva llamada “descalificación de los positivo”, es decir, que niega los hechos positivos, o reduce su importancia. Piensa que sus cualidades y sus logros no cuentan o su relevancia es insignificante. Minimiza sus puntos fuertes. Por ejemplo, si saca una buena nota, cree que el examen era demasiado fácil.

Por lo tanto, si le elogias en términos muy generales o abstractos “eres un gran artista” o “eres el mejor portero”, pensará que exageras, que lo dices por compasión o por hacerle sentir bien, pero que en el fondo no lo crees así.

Sin embargo, si le elogias de manera específica “¡menuda parada has hecho!, “¡qué cuento tan interesante has escrito!, “me encanta tu tarjeta, la has coloreado muy bonita”, se mostrará mucho más receptivo a la valoración, y en definitiva, su autoestima se verá más fortalecida de manera realista.

#5. Elogia incondicionalmente.

En ocasiones, sin darte apenas cuenta, puedes estar imprimiendo presión en tu elogio, con frases como:

“Qué notas más buenas. Sigue así, no me decepciones”;

“Has jugado un partido fantástico, que no me entere yo que te meten más de un gol en el próximo”;

“Muy bien, buen examen. Si quieres que nos vayamos de vacaciones a la playa, que sigan así los siguientes”.

Con estas expresiones, estás mostrando una valoración condicionada a un resultado, transmitiendo el mensaje de que sólo tendrá tu aprobación, si su rendimiento, se mantiene en un resultado óptimo; lo cual, lejos de motivarle o premiarle, puede generarle miedo al fracaso y a tu desaprobación.

En definitiva, que el elogio puede ser empleado como un gran reforzador para implantar y mantener comportamientos adecuados en los niños, además de ser un gran potenciador de su autoestima, siempre y cuando haga hincapié en el proceso, en el esfuerzo, en lo específico y en la conducta.

Finalizamos con un vídeo de Rocio Gómez Sanabria, coach de familia, sobre cómo halagar a los niños de forma eficaz

¿Cómo elogias a tu hijo?

¿Qué tipo de elogios son los que más utilizas con tu niño?

Por | 2017-07-08T15:33:40+00:00 mayo 31st, 2016|Psicología Infantil|Sin comentarios

About the autor:

Licenciada en Psicología por la UAM, Col. Nº M-16099. Experto en Psicoterapia Breve. Máster en Sexología y amplia experiencia como psicóloga y formadora en el área de la psicología de la salud y la educación. Fundadora de Tupsicologia.com, asesoramiento psicológico presencial y on line, un apoyo profesional y cercano

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POR LA AUTORA DE ESTE BLOG

EXPERTA EN TERAPIA PAREJA

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