Aceptación positiva, algo más que resignarse

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Aceptación positiva, algo más que resignarse

Aceptación positiva: ¿Aceptas lo que te toca o luchas por cambiarlo?


En estos tiempos de crisis hay un mensaje de rebeldía en el ambiente que nos incita al cambio, a hacer algo diferente, a explorar nuevos horizontes profesionales, a transformar nuestra perspectiva y proponernos nuevas metas. Dicho así, suena esperanzador, vislumbrar novedades siempre empuja a la acción.

Este impulso por cambiar nace de una insatisfacción inicial, puesto que si no estás en algún grado cansado, aburrido, incómodo o estancado, difícilmente tratarás de variar la situación. Este primer sentimiento de inconformismo con el presente es una respuesta adaptativa del ser humano, que ha sido fundamental a lo largo de la historia para evolucionar, aprender, y descubrir nuevos caminos en la tecnología, la medicina, la ciencia, la ética, etc.

Estar insatisfecho con lo que tienes y eres es una respuesta que, desde el origen, contribuyó a la supervivencia de las especies, pues sólo las que experimentaban malestar con su contexto, se mostraban proactivas frente a los peligros y sobrevivían.

A la influencia biológica, súmale la presión mediática y social que te llega desde distintos ámbitos, incluso terapéuticos:

“Cambia; si realmente quieres, puedes; si perseveras, conseguirás lo que te propongas. No te conformes, rebélate.”

Miles y miles de órdenes que te sacuden a moverte, ensalzando la capacidad de cambio de las personas, prácticamente en cualquier circunstancia y condición. Resulta casi catártico levantarse, gritar y decir: «¡Siiiiiiiiii, allá voy!», cual protagonista de una película de acción, porque, en el fondo, nadie quiere verse como un vago, depresivo o cobarde.

El dilema comienza cuando aparecen las excepciones a toda regla, cuando te topas de bruces con limitaciones objetivas, pérdidas irreversibles y déficit reales: enfermedades de familiares, rupturas de pareja, fallecimientos de ser es queridos, catástrofes naturales, accidentes que dejan lesiones, costes irreparables, etc. en distintas áreas de tu vida.

Por supuesto que lo importante no es lo que te ocurre, sino lo que haces con lo que te ocurre, pero no está de más señalar que hay una parte ineludible en tu historia vital que no puedes alterar, que se presenta como se presenta, que te toca lo que te toca. Es tan inteligente y valiente luchar por lo que puedes cambiar, como aceptar aquello que no está en tus manos. Negar la cruda realidad es tan inútil como intentar deshacerte de tu propia sombra, a veces puedes fingir que no existe, pero más tarde o más temprano, te encuentra.

En una sociedad donde conviven el cambio profundo en valores, proyectos, injusticias, etc. y el superficial (cambia tu físico, tu coche, tu ropa, tus gustos, etc.), también tiene cabida la aceptación sana, que no resignación pasiva, de aquellos aspectos de tu existencia que te vienen dados, y ante los cuales la frustración sólo te condena a un perpetuo estado de infelicidad, porque poco o nada puedes hacer para modificarlos, pues se escapan a tu control.

No obstante, siempre es posible afrontar positivamente lo inmutable, a las pruebas me remito: Viktor Frankl, psiquiatra de origen judío, que eligió dar un sentido a su vida incluso en  los campos de concentración de Auschwitz; Irene Villa, periodista que a los 12 años perdió sus dos piernas en un atentado terrorista, y aún así, eligió crecer y ayudar desde la adversidad, etc., y muchos ejemplos más que empezaron por aceptar los obstáculos que les fueron impuestos.

Quizá una de las frases que mejor refleja esta disyuntiva vital de aceptar o luchar sea:

“Concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia”.  Reinhold Niebuhr.

A continuación, te dejo dos ejemplos: el primero de aceptación, y el segundo de lucha y superación:

¿Qué te cuesta más: aceptar o luchar?

¿Has tenido que aceptar lo inevitable alguna vez?

Photo Credit: Pedro Bártolo

Por | 2017-07-08T15:33:58+00:00 junio 15th, 2014|Desarrollo personal|Sin comentarios

About the autor:

Licenciada en Psicología por la UAM, Col. Nº M-16099. Experto en Psicoterapia Breve. Máster en Sexología y amplia experiencia como psicóloga y formadora en el área de la psicología de la salud y la educación. Fundadora de Tupsicologia.com, asesoramiento psicológico presencial y on line, un apoyo profesional y cercano

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