¿Te has dado cuenta del poder que tienen las palabras sobre tus emociones? No me estoy refiriendo solo a las que otros te dirigen, sino a las que tú mismo utilizas en tu autodiálogo, esos pequeños mensajes diarios que te lanzas, que pueden transformar tu día en algo negativo o positivo.
Y es que el pensamiento repercute directamente en tus emociones, por eso habrás notado cómo un mismo acontecimiento provoca dos emociones distintas a dos personas diferentes, según la interpretación que hagan de lo que ha ocurrido.
Situación: Atasco en la carretera.
Interpretación 1: “¡Vaya, hombre! Pues de aquí no nos movemos. Bueno, no puedo hacer nada, van a tener que esperarme, al menos voy a aprovechar para escuchar música”.
Interpretación 2: “Esto no puede estar pasando. No debería haber atasco a estas horas. ¿Por qué me pasa esto a mí? ¡Madre mía, se van a hartar de esperarme y creerán que soy un irresponsable. No lo soporto. Esto es horrible”.
Como puedes imaginarte, la interpretación 1 generará una emoción mucho más neutra o positiva que la segunda interpretación, tras la cual se acentuará la ansiedad y la frustración.
Entonces, ¿qué puedo hacer para tener un pensamiento más positivo?
Walter Riso, psicólogo y escritor, explica en su libro “Pensar bien, sentirse bien”: “La mente humana es perezosa. Se autoperpetúa a sí misma, es llevada de su parecer y con una alta propensión al autoengaño. En cierto sentido, creamos el mundo y nos encerramos en él. Vivimos enfrascados en un diálogo interior interminable donde la realidad externa no siempre tiene entrada”
Así que no des por sentado que lo que te cuentas de la realidad es la realidad misma. La historia que te narras para explicarte lo que está aconteciendo, no es el hecho. El discurso que te das, acerca de las circunstancias, es lo que te hace sentir de una manera u otra.
Lo que piensas determina lo que sientes, y ahora viene la buena noticia. Tu pensamiento puede modificarse a partir del lenguaje que utilizas para describirte lo que vives, lo que eres y lo que otros te aportan.
Luego, cuida tus palabras, cuestiona los términos que eliges para contarte tus vivencias, porque según sean las expresiones que utilizas, así te sentirás.
Escucha cómo te hablas a ti mismo. Decirte aquello de “soy tonto”, te daña. Podrás pensar que es un comentario banal e irrelevante, incluso que es tu forma de hablarte para darte cuenta de que has cometido un error.
Cuando te lo dices un día, puede que no tenga una repercusión importante en tu estado de ánimo; pero cuando se convierte en un hábito, te aseguro que hará mella en tu autoestima.
Y como este mensaje, otros muchos otros con los que vas lesionando tu autoconcepto o tu motivación. El primer paso para cambiar el autodiálogo negativo, que a veces se apodera de ti, es ser consciente de ello.
Aquí te dejo algunas expresiones tóxicas de las que merece la pena desprenderse:
#1. “Esto es lo peor”
Es oírla, y no me digas que no se te encoje el estómago, como si te hubieran colocado una tonelada encima. ¿Sabes que, cuando describes un suceso o una emoción de esta manera, estás aumentando la dimensión negativa del mismo?
Cuando escoges decir “lo peor”, estás expresando algo en términos comparativos, como si de todo lo negativo que pudieras vivir o sentir te estuviera acompañando el peor de todos, el más malo de los malos.
Si es peor, es que no puede haber nada que lo supere en sufrimiento o negatividad. ¿De verdad quieres utilizar este concepto cuando lo utilizas? ¿Estás absolutamente seguro de que es el apropiado? ¿Emplear esta expresión te ayuda a afrontar el obstáculo?
Sé crítico con tu lenguaje. Cambiar esta expresión por otra menos dramática, te ayudará a ajustar la intensidad de tu emoción, así que ¡cuidado cómo te cuentas lo que vives!
#2. “No puedo”
Esta es una sentencia, bloquea el movimiento antes de que la acción se inicie. Es el justificante perfecto para dejar de esforzarse o crear alternativas nuevas de solución. Si te dices a ti mismo que no puedes, es como si directamente dieras por imposible alcanzar el objetivo.
¿Cómo te sientes cuando empleas esta expresión? ¿Impotencia, frustración, culpabilidad, inferioridad? Exacto, te colocas en un plano de indefensión del que es difícil salir.
“Tanto si crees que puedes, como si no, estás en lo cierto” Henry Ford. Así avisaba este autor del poder de las expectativas, para limitarnos o para potenciarnos.
Camina, camina, sin invalidarte a cada paso tu caminar con esta frase lapidaria. ¿Qué te parecería sustituirla por otra? “Ahora viene un tramo difícil. Tal vez tenga que pedir ayuda, tal vez tenga que buscar otro camino, pero puedo, por supuesto que puedo seguir avanzando”.
# 3“No debería sentirme así…”
Este verbo se camufla muy bien, pudiera no parecer tóxico, ¿verdad? Lo haces tuyo cuando quieres hacer lo correcto o marcarte un objetivo; pero lo cierto es que detrás hay una imposición, que a veces, lejos de motivar para actuar, te presiona y te aleja de tu meta.
“No debería llorar”; “No debería estar triste”; “No debería enfadarme”. Lo dices y te sientes culpable, incluso avergonzado, y vuelves a castigarte con él cada vez que tienes una emoción que no puedes permitirte.
Sin embargo, todas las emociones son válidas, incluidas las negativas, todas tienen una funcionalidad y son adaptativas, nos sirven para algo. Sentir y expresar rabia puede liberar tu frustración y motivarte a cambiar algo que te daña, por ejemplo.
Permítete sentirte tal cual te sientes. Puedes regular tus emociones y su intensidad, pero no las inhibas. Por supuesto que puedes llorar, estar triste y enfadado; otra cosa es cómo manifiestes esa emoción y en qué intensidad o frecuencia.
Estas son solo algunas de las expresiones con las que te lo pones más difícil a la hora de afrontar un obstáculo en tu vida.
Recuerda que las historias que te cuentas no son los hechos,
son solo una manera de interpretarlos.
Tú puedes cambiar esa interpretación en tu propio beneficio.
¿Usas habitualmente algunas de estas expresiones tóxicas?
¿Cuáles son los mensajes tóxicos que más te lanzas a ti mismo?
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